El éxito de la lucha de los residentes del Garrahan tiene un mérito político y social sorprendente e invalorable. Es sorprendente por la repercusión mediática nacional e internacional y es invalorable porque sacude hasta las fibras más profundas del poder. Si bien desde hace muchos años que los médicos residentes encaran luchas por mejoras salariales y por condiciones dignas de trabajo en diferentes jurisdicciones del país, nunca como ahora sus reclamos fueron escuchados y alcanzaron tanta notoriedad. Siempre la opinión pública se solidarizó con ellos, al igual que con la situación de los médicos en general, pues todos somos conscientes de los bajos salarios y de las condiciones de trabajo inadecuadas que, con distintos grados, se verifica en las instituciones de atención médica, en especial en las estatales.
El grito estremecedor que alerta sobre el futuro de una de las más prestigiosas instituciones sanitarias del país fue emitido por un grupo de jóvenes que ven comprometida su subsistencia y su porvenir. Esto conmueve a todo el sistema sanitario argentino y puede ser el comienzo de su salvación.
Hay tres circunstancias que hacen de este reclamo reciente algo especial. En primer lugar, el nivel de pauperización del salario médico nunca antes visto; en segundo lugar, la institución pediátrica de excelencia, el hospital Garrahan, donde tiene lugar el reclamo y; por último, el manejo desatinado del conflicto por parte del Ministerio de Salud de la Nación.
El contexto general es el de una baja del poder adquisitivo general de los salarios, donde buena parte de la clase media argentina ha visto la imposibilidad de sostener su prepaga, si es que ya no la perdió, y donde al empleado del circuito informal de la economía no le queda otra opción que atenderse en el hospital público. Agrava la situación la percepción por parte de la población de que numerosos médicos altamente capacitados, formados en el país, están migrando hacia otros destinos, que les ofrecen mejores condiciones de vida y un desarrollo a futuro para ellos y su familia.
Por qué decimos que tuvo éxito político y social, pues porque desde el poder Ejecutivo Nacional y desde el Congreso de la Nación comenzaron a ocuparse del tema y porque la sociedad muestra su preocupación como nunca sucedió antes. Recién en la pandemia por Covid la gente empezó a tomar conciencia de que un sistema sanitario débil le puede costar la vida o estropear su economía para siempre. Ahora los jóvenes médicos les están mostrando que el futuro está comprometido. El reclamo de los residentes es visto por la opinión pública como genuino y alejado de políticas partidarias especulativas. Por otra parte, la ausencia de diálogo, según nuestra opinión, es el principal detonante del actual conflicto.
Aquí debemos decir que la crisis del sistema sanitario argentino viene desde hace muchos años y es conocida de sobra por quienes habitan los despachos oficiales. El desfinanciamiento del sector tiene consecuencias nefastas sobre su funcionamiento, y por ende, sobre la salud de la población. Siempre comprendimos que de un problema crónico no se sale con soluciones mágicas ni tampoco de un día para el otro, pero también entendemos que sí se puede salir por el camino del consenso con propuestas y soluciones que todos los integrantes del sector estamos en condiciones de aportar.
La ausencia de diálogo es perjudicial para los intereses sanitarios y sociales. Por ejemplo, las innumerables veces que hemos solicitado reuniones, que nunca fueron otorgadas, dan por resultado situaciones lamentables como ésta, que pudieron ser evitadas. En una de las notas dirigida a las autoridades y a la opinión pública del año pasado, junto a otros profesionales de la salud, hemos dejado en claro que no participamos de ninguna de las medidas que se han tomado hasta ahora en materia de salud. Fuimos ignorados.
Por último, queremos manifestar nuestra preocupación por el progresivo y permanente deterioro del sistema de salud argentino y también nuestra oposición de visualizar a la salud como un bien de mercado, cuando en la mayoría de los países desarrollados del mundo se la valora como un bien social. Esperamos tener la posibilidad de expresar nuestras ideas en una mesa de diálogo, basadas todas ellas en nuestra formación técnica, científica, ética y humanística, y centrada en el bienestar del paciente y en la mejor condición sanitaria de su comunidad.
PD.: En esa mesa debemos estar todos…
Quedamos a la espera…
Dr. Jorge Coronel Dr. Jorge Alberto Iapichino
Vicepresidente Presidente
COMRA COMRA
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